LA MADRE TIERRA Y SU FERTILIDAD
martes, 24 de enero de 2012
MEDITACION PARA ERRADICAR EL MIEDO
MEDITACION EL MIEDO
www.aracelirosa.es
Por Araceli R. Cadavieco
Estoy sentado en una bella piedra de cristal de cuarzo frente a una pequeña laguna, de agua cristalina y pura.
Hemos llegado hasta ella, porque algo importante hemos de hacer allí, cada uno de nosotros nos hemos de enfrentar con nuestro miedo, pero antes tenemos que conocer cual es nuestro miedo, como es verlo, o imaginarlo, y sobre todo sentirlo.
En esta piedra en la cual me hallo sentado, me siento muy cómodo en esta piedra de cuarzo, es tan bella... es transparente, y tan cristalina y lúcida como el agua de la laguna que estoy contemplando en estos bellos instantes de mi vida.
Esta piedra, tiene una gran característica, es muy especial, me va a dar el poder necesario, la valía necesaria, para reconocer a mi miedo.
Me dispongo a centrarme, siento los ojos cerrados, pero comienzo a ver desde mi visión interior, cómo la piedra se empieza a tornar de un bello color azul intenso, que empieza a impregnar cada parte de mí cuerpo. Estoy en calma y sereno, pido a mí miedo que se introduzca en la bella laguna de agua, que está ante mí, y que al abrir mis ojos mentalmente, lo vea ante mí, se manifieste ante mí tal cual es, para poder aceptarlo y reconocerlo, para ello, pienso en una situación, persona o lugar, que me haga sentir y sacar ese miedo, algo a lo que yo aparentemente tengo miedo. Una vez reconocido ese miedo, le pido a éste carga, que se introduzca en el agua y que se ponga ante mí tal cual es, tal cual yo lo siento y lo vivo en mí. Antes de abrir los ojos pido a mí corazón que se abra y que expanda toda la fuerza de su amor por cada parte de mí cuerpo, le pido que me haga sentir toda su ternura y todo su calor, y sin pensármelo ni un instante, cuando mi corazón me dé la señal, abro mis ojos, y veo ante mí, mi miedo.
¿Qué observo? ¿Cómo es, bajo que forma se ha desvelado ante mí? Lo observo todo, pero ante todo, centro mi atención al sentir de mi corazón. Siento y me observo a mí mismo cómo actúo ante él. ¿Sigo sintiendo a mi corazón? O se ha acelerado su ritmo, me paro respiro hondo, Ahora, le pido a ese mismo miedo, que actúe con todo el poder que le doy cuando lo siento, y observo, ¿Qué hace mi miedo, se mueve, viene a por mí , luchamos, me dejo vencer... y de nuevo ¿ que siento, siento que puedo con él, o que él puede conmigo?
Tomaros todo el tiempo necesario para vivir esta experiencia, tan importante para vosotros, para conocer a vuestro miedo y vuestra actitud ante él, y cuando hayamos terminado, como si fuera una película en la que se retiene el rodaje, nos detenemos en la secuencia que nuestro corazón nos dicte y con toda la fuerza del amor de nuestro corazón que logremos sentir en esos momentos, le pedimos perdón a nuestro miedo por haber contribuido a su alejamiento del amor, perdón por haber alimentado su poder, y perdón por no haberlo amado y le pedimos perdón a nuestro corazón por no haberlo dejado realizar su misión, transformar el miedo en Amor.
Ahora nos hemos dado a nosotros mismos, una gran oportunidad, abrazamos a ese miedo, que también tiene su corazón y nos fusionamos con él, impregnándolo de todo nuestro amor, hasta que lentamente se va convirtiendo en una bella luz de color rosa. Que acaba formando una bola de luz de éste mismo color, la cual, invitamos a que se introduzca en nuestro corazón, se impregne y bañe en nuestro amor. Cuando lo sintamos, la sacamos de éste con nuestras manos, y con éstas extendidas hacia el cielo, se lo ofrecemos a nuestro Padre Dios, le ofrecemos todo nuestro miedo transformado en amor, como transporte aparece una nubecita blanca y esponjosa, en la cual depositamos tan bella luz de color rosa, y ésta hermosa nube la transporta hacia el Padre, el cual, coge con sus dulces manos tal lucecita y la introduce en su corazón, mirándonos a los ojos y dándonos a través de ellos todo su inmenso amor y su bendición.
Ahora propongo comentarios de cada cual, acerca de sus experiencias con sus miedos y de cómo lo habéis vivido cada uno, como era vuestro miedo.
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