Meditación para mis alumnos de Reiki
¿Cómo puedo encontrar mi camino?
¿Cómo puedo abrir mi corazón?
¿Cómo puedo aprender a
amar?
Dejando de ser quien no eres.
Una inmensa luz
violeta en forma de cascada se derrama sobre tu cabeza desde el cielo para,
bañarte pacífica y luminosamente. Tu alma se siente alimentada, atendida,
nutrida. Te rindes a la evidencia, a la no lucha. No hay nada que temer. Las
barreras han caído. Las defensas no
tienen sentido en este instante de tu vida. Ahora tu verdadera esencia
resurge de las profundidades del corazón para incrustarse en tu pecho en forma
de llama. Ese fuego representa los anhelos de tu alma. La profunda necesidad
del amor incondicional a todos y a todos. Respira en ese haz de luz que penetre
en tu corazón. Eres el único medio con el que cuenta el amor para perdonar a cuantos se le oponen, pero para ser un gran
guerrero, una autentica guerrera has de hacer tuyo en don de la humildad. No
pienses en nada no desees nada. Sólo debes permanecer inmóvil. El amor te
busca, te está buscando en este mismo instante. Espera a que el amor te
encentre.
Eres el amor,
única realidad eterna de todo hombre, de toda mujer. Por ello agradécete la
oportunidad que te brindas, al despertar tu ser a través del don supremo del
amor y envíalo al mundo, a los torturados, a los que padecen hambre, a los que
están encerrados en prisión, en hospitales, a los enfermos de sida, marginados,
exiliados, a todos los que viven circunstancias brutales. Envíales amor desde
la caridad. El amor todo lo puede, todo lo sana.
Aunque hablara las
lenguas de los hombres y de los Ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce
que suena o címbalo que retiñe. Aunque tuviera el don de la profecía y
conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera plenitud de fe,
como para trasladar montañas si no tengo caridad, nada soy. Aunque repartiera
todos mis bienes y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada
me aprovecha.
La caridad es
paciencia, es servicial, no es jactanciosa, es decorosa, no busca su interés,
no toma en cuenta el mal, no se alegra de las injusticias. Se alegra con la
verdad. Todo lo escusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
La caridad no
acaba nunca, desaparecerán las profecías, cesarán las lenguas, desaparecerá la
ciencia porque parcial es nuestra ciencia y parcial nuestra profecía. Cuando
venga lo perfecto, desaparecerá lo parcial.
Cuando yo era
niña, hablaba como una niña, pensaba a como niña, razonaba como niña. Al
hacerme mujer dejé todas las cosas de niña. Ahora vemos en un espejo el enigma.
Entonces veremos cara a cara. Ahora crezco de un modo parcial. Entonces
conoceré como soy conocida.
Ahora subsiste la fe, la esperanza y la caridad, estas tres
pero la mayor de todas ellas, es la caridad.