LA MADRE TIERRA Y SU FERTILIDAD

LA MADRE TIERRA Y SU FERTILIDAD
DEBEMOS CUIDAR, Y AYUDAR A LA TIERRA Y A TODA LA HUMANIDAD, NOS NECESITAN, NOS NECESITAMOS TODOS LOS UNOS A LOS OTROS.

lunes, 29 de octubre de 2012


EL CAMINO DEL AMOR

 

Los 11 pasos:

1.    Primero contigo mismo. Sólo cuando estás bien contigo mismo puedes estar bien con los demás.

2.    Manejar la soledad. Sólo cuando manejas tu soledad puedes manejar una relación.

3.    Sólo se da lo que se tiene. Necesitas valorarte para valorar, quererte para querer, respetarte para respetar, y aceptarte para aceptar, porque nadie puede dar lo que no tiene.

4.    Paz interior. Ninguna relación te dará la paz que tú mismo no crees en tu interior.

5.    Fantasía que genera frustración. Pretender que otra persona nos haga felices y llene todas nuestras expectativas es una fantasía que sólo trae frustraciones.

6.    Autonomía. Ninguna relación te brindará felicidad que tu mismo/a no construyas.

7.    Autosuficiencia. Sólo podrás ser feliz  con otra persona, cuando bien convencido, sea capaz de decirle: “no te necesito para ser feliz”.

8.    Independencia. Sólo podrás amar siendo independiente hasta el punto de no tener que manipular ni manejar a los que dices querer.

9.    Requerimientos. Para amar necesitas una humilde autosuficiencia, autoestima, y la práctica de una libertad responsable.

10. Autoestima y madurez. Ámate a ti mismo, madura, y el día que puedas decirle a esa otra persona “sin ti me lo paso bien”, ese día estarás preparado para vivir en pareja.

11. Compartir. Dos personas que vivan en pareja podrán ser felices sólo cuando se hayan unido para compartir su felicidad, no para hacerse felices la una a la otra.

Conclusión: *Dos personas se aman únicamente cuando son capaces de vivir la una sin la otra, pero deciden vivir juntas.

 

 

MENSAJE A LOS HEREDEROS DE LA TIERRA


El Gran Jefe Blanco de Washington nos envía el mensaje de que quieren comprar nuestras tierras. Pero, ¿cómo es posible comprar o vender el cielo o el calor de la tierra? Nosotros no comprendemos esta idea. Si no somos dueños de la frescura del aire, ni del reflejo del agua, ¿cómo podréis comprarlos?

 

El Gran Jefe Blanco de Washington nos envía también palabras de amistad y de buena voluntad. Esto es muy amable por su parte, pues sabemos que él no necesita de nuestra amistad. Sin embargo nosotros meditaremos su oferta, pues sabemos que si no vendemos vendrán seguramente hombres blancos armados y nos quitarán nuestras tierras.

 

Nosotros tomaremos una decisión. El Gran Jefe Blanco de Washington podrá confiar en lo que diga el Jefe Seatlle, con tanta seguridad como en el transcurrir de las estaciones del año. Mis palabras son como las estrellas, que nunca tienen ocaso.

 

Cada partícula de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada brillante aguja de pino, cada grano de arena de las playas, cada gota de rocío de los sombríos bosques, cada calvero, el zumbido de cada insecto... son sagrados en memoria y experiencia de mi pueblo. La savia que asciende por los árboles lleva consigo el recuerdo de los pieles rojas.

 

Los muertos de los hombres blancos olvidan la tierra donde nacieron cuando parten para vagar entre las estrellas. En cambio, nuestros muertos no olvidan jamás esta tierra maravillosa, pues ella es nuestra Madre. Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas, el venado, el caballo, el gran águila, son nuestros hermanos. Las cumbres rocosas, los prados húmedos, el calor del cuerpo de los potros y de los hombres, todos somos de la misma familia. Por todo ello, cuando el Gran Jefe Blanco de Washington nos comunica que piensa comprar nuestras tierras exige mucho de nosotros. Dice que nos reservará un lugar donde podamos vivir agradablemente y que él será nuestro padre y nosotros nos convertiremos en sus hijos. Pero, ¿es eso posible? El Gran Espíritu ama a vuestro pueblo y ha abandonado a sus hijos rojos. El envía máquinas para ayudar al hombre blanco en su trabajo y construye para él grandes poblados. Hace más fuertes a vuestro pueblo de día en día. Pronto inundaréis el país como ríos que se despeñan por precipicios tras una tormenta inesperada. Mi pueblo es como una época en regresión pero sin retorno. Somos razas distintas. Nuestros niños no juegan juntos y nuestros ancianos cuentan historias diferentes. El Gran Espíritu os es propicio y en cambio, nosotros estamos huérfanos.

 

Nosotros gozamos de alegría al sentir estos bosques. El agua cristalina que discurre por los ríos y arroyos no es solamente agua, sino también la sangre de nuestros antepasados. Si os vendemos nuestras tierras debéis saber que son sagradas y que cada reflejo fugaz en el agua clara de las lagunas narra vivencias y sucesos de mi pueblo. El murmullo del agua es la voz de mis antepasados. Los ríos son nuestros hermanos que sacian nuestra sed. Ellos llevan nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos. Si os vendemos nuestras tierras debéis recordar esto y enseñad a vuestros hijos que los ríos son nuestros hermanos y que, por tanto, hay que tratarlos con dulzura, como se trata a un hermano.  

 

El piel roja retrocedió siempre ante el hombre blanco invasor, como la niebla temprana se repliega en las montañas ante el sol de la mañana. Pero las cenizas de nuestros padres son sagradas, sus tumbas son suelo sagrado, y por ello estas colinas, estos árboles, esta parte del mundo es sagrada para nosotros. Sabemos que el hombre blanco no nos comprende. El no sabe distinguir una parte del país de otra, ya que es un extraño que llega en la noche y despoja a la tierra de lo que desea. La tierra no es su hermana sino su enemiga, y cuando la ha dominado sigue avanzando. Deja atrás las tumbas de sus padres sin preocuparse. Olvida tanto las tumbas de sus padres como los derechos de sus hijos. Trata a su madre, la tierra, y a su hermano, el aire, como cosas para comprar y devastar, para venderlas como si fueran ovejas o cuentas de colores. Su voracidad acabará por devorar la tierra, no dejando atrás más que un desierto.

 

Yo no sé, pero nuestra raza es diferente de la vuestra. La sola visión de vuestras ciudades tortura los ojos del piel roja. Quizá sea porque somos unos salvajes y no comprendemos. No hay silencio en las ciudades de los blancos. No hay ningún lugar donde escuchar cómo se abren las hojas de los árboles en primavera o el zumbido de los insectos. Quizá sea sólo porque soy un salvaje y no entiendo, pero el ruido de las ciudades únicamente ofende a nuestros oídos.

 

¿De qué sirve la vida si no podemos escuchar el grito solitario del ave chotacabras, ni las querellas nocturnas de las ranas al borde de la charca? Soy un piel roja y nada entiendo, pero nosotros amamos el suave rumor del viento, que acaricia la superficie del arroyo, y el olor de la brisa, purificada por la lluvia del medio día o densa por el aroma de los pinos. El aire es precioso para el piel roja, pues todos los seres comparten el mismo aliento: el animal, el árbol, el hombre..., todos respiramos el mismo aire. El hombre blanco parece no notar el aire que respira. Como un moribundo que agoniza desde hace muchos días, es insensible a la pestilencia.

Pero si nosotros os vendemos nuestras tierras no debéis olvidar que el aire es precioso, que el aire comparte su espíritu con toda la vida que mantiene. El aire dio a nuestros padres su primer aliento y recibió su última expiración. Y el aire también debe dar a nuestros hijos el espíritu de la vida. Y si nosotros os vendemos nuestras tierras, debéis apreciarlas como algo excepcional y sagrado, como un lugar donde también el hombre blanco sienta que el viento tiene el dulce aroma de las flores de las praderas.

 

Meditaremos la idea de vender nuestras tierras, y si decidimos aceptar será sólo con una condición: el hombre blanco deberá tratar a los animales del país como a sus hermanos. Yo soy un salvaje y no lo entiendo de otra forma. Yo he visto miles de bisontes pudriéndose, abandonados por el hombre blanco tras matarlos a tiros desde un tren que pasaba. Yo soy un salvaje y no puedo comprender que una máquina humeante sea más importante que los bisontes, a los que nosotros cazamos tan sólo para seguir viviendo. ¿Qué sería del hombre sin los animales? Si los animales desaparecieran el hombre también moriría de gran soledad espiritual. Porque lo que suceda a los animales, también pronto ocurrirá al hombre. Todas las cosas están relacionadas entre sí. Lo que afecte a la Madre Tierra, afectará también a todos sus hijos.

 

Enseñad a vuestros hijos lo que nosotros hemos enseñado a nuestros hijos: la tierra es nuestra madre. Lo que afecte a la tierra, afectará también a los hijos de la tierra. Si los hombres blancos escupen a la tierra, se escupen a sí mismos. Porque nosotros sabemos esto: la tierra no pertenece al hombre, sino el hombre a la tierra. Todo está relacionado como la sangre que une a una familia.

 

El hombre blanco no creó el tejido de la vida, sino que simplemente es una fibra de él. Lo que hagáis a ese tejido, os lo hacéis a vosotros mismos. El día y la noche no pueden convivir. Nuestros muertos viven en los dulces ríos de la tierra, regresan con el paso silencioso de la primavera y su espíritu perdura en el viento que riza la superficie del lago. Meditamos la idea del hombre blanco de comprar nuestras tierras. Pero, ¿puede acaso un hombre ser dueño de su madre?. Mi pueblo pregunta: ¿qué quiere comprar el hombre blanco? ¿se puede comprar el aire o el calor de la tierra, o la agilidad del venado? ¿cómo podemos nosotros venderos esas cosas, y vosotros cómo podríais comprarlas? ¿podéis acaso hacer con la tierra lo que os plazca, simplemente porque un piel roja firme un pedazo de papel y se lo entregue a un hombre blanco?. Si nosotros no poseemos la frescura del aire, ni el reflejo del agua, ¿cómo podréis comprarlos? ¿acaso podréis volver a comprar los bisontes, cuando hayáis matado hasta el último?

Cuando todos los últimos bisontes hayan sido sacrificados, los caballos salvajes domados, los misteriosos rincones del bosque profanados por el aliento agobiante de muchos hombres blancos y se atiborren de cables parlantes la espléndida visión de las colinas...¿dónde estará el bosque? Habrá sido destruido. ¿Dónde estará el águila? Habrá desaparecido. Y esto significará el fin de la vida y el comienzo de la lucha por la supervivencia.

 

Pero vosotros hombres blancos caminaréis hacia el desastre brillando gloriosamente, iluminados con la fuerza del Gran Espíritu que os trajo a este país y os destinó para dominar esta tierra y también al hombre piel roja. El Gran Espíritu os dio poder sobre los animales, los bosques y los pieles rojas por algún motivo especial que no comprendemos. Ese motivo es también para nosotros un enigma. Quizás lo comprendiéramos si supiésemos con qué sueña el hombre blanco, qué esperanza trasmite a sus hijos en las largas noches del invierno y qué ilusiones bullen en su imaginación que les haga anhelar el mañana. Pero nosotros somos salvajes y los sueños del hombre blanco nos permanecen ocultos. Y por ello seguiremos distintos caminos, porque por encima de todo valoramos el derecho de cada hombre a vivir como quiera, por muy diferente que sea a sus hermanos.

 

No es mucho realmente lo que nos une. El día y la noche no pueden convivir y nosotros meditaremos vuestra oferta de comprar nuestro país y enviarnos a una reserva. Allí viviremos aparte y en paz. No tiene importancia dónde pasemos el resto de nuestros días. Nuestros hijos vieron a sus padres denigrados y vencidos. Nuestros guerreros han sido humillados y tras la derrota pasan sus días hastiados, envenenando sus cuerpos con comidas dulces y fuertes bebidas. Carece de importancia dónde pasemos el resto de nuestros días. Ya no serán muchos. Pocas horas más, quizás un par de inviernos, y ningún hijo de las grandes tribus que antaño vivían en este país y que ahora vagan en pequeños grupos por los bosques, sobrevivirán para lamentarse ante la tumba de un pueblo, que era tan fuerte y tan lleno de esperanzas como el nuestro.

 

Pero cuando el último hombre piel roja haya desaparecido de esta tierra y sus recuerdos sólo sean como la sombra de una nube sobre la pradera, todavía estará vivo el espíritu de mis antepasados en estas riberas y en estos bosques. Porque ellos amaban esta tierra como el recién nacido ama el latir del corazón de su madre.

 

Pero, ¿por qué he de lamentarme por el ocaso de mi pueblo? Los pueblos están formados por hombres, no por otra cosa. Y los hombres nacen y mueren como las olas del mar. Incluso el hombre blanco, cuyo Dios camina y habla con él de amigo a amigo, no puede eludir ese destino común. Quizás seamos realmente hermanos. Una cosa sí sabemos, que quizás el hombre blanco descubra algún día que vuestro Dios y el nuestro son el mismo Gran Espíritu. Vosotros quizás pensáis que le poseéis, al igual que pretendéis poseer nuestro país, pero eso no podéis lograrlo. El es el Dios de todos los hombres, tanto de los pieles rojas como de los blancos. Esta tierra les es preciosa, y dañar la tierra significa despreciar a su Creador. Os digo que también los blancos desapareceréis, quizás antes que las demás razas. Continuad ensuciando vuestro lecho y una noche moriréis asfixiados por vuestros propios excrementos.

 

Nosotros meditaremos vuestra oferta de comprar nuestra tierra, pues sabemos que si no aceptamos vendrá seguramente el hombre blanco con armas y nos expulsará. Porque el hombre blanco, que detenta momentáneamente el poder, cree que ya es Dios, a quien pertenece el mundo. Si os cedemos nuestra tierra amadla tanto como nosotros la amábamos, preocuparos por ella tanto como nosotros nos preocupábamos, mantened su recuerdo tal como es cuando vosotros los toméis. Y con todas vuestras fuerzas, vuestro espíritu y vuestro corazón conservarla para vuestros hijos y amadla como El Gran espíritu nos ama a todos nosotros. Pues aunque somos salvajes sabemos una cosa: nuestro Dios es vuestro Dios. Esta tierra le es sagrada. Incluso el hombre blanco no puede eludir este destino común. Quizás incluso seamos hermanos. ¡Quién sabe!  

 

Gran Jefe Seatlle.

 

jueves, 26 de julio de 2012

EL AMOR


Meditación para mis alumnos de Reiki

  

¿Cómo puedo encontrar mi camino?

¿Cómo puedo abrir mi corazón?

¿Cómo puedo aprender a  amar?

Dejando de ser quien no eres.

   Una inmensa luz violeta en forma de cascada se derrama sobre tu cabeza desde el cielo para, bañarte pacífica y luminosamente. Tu alma se siente alimentada, atendida, nutrida. Te rindes a la evidencia, a la no lucha. No hay nada que temer. Las barreras han caído. Las defensas no  tienen sentido en este instante de tu vida. Ahora tu verdadera esencia resurge de las profundidades del corazón para incrustarse en tu pecho en forma de llama. Ese fuego representa los anhelos de tu alma. La profunda necesidad del amor incondicional a todos y a todos. Respira en ese haz de luz que penetre en tu corazón. Eres el único medio con el que cuenta el amor para perdonar  a cuantos se le oponen, pero para ser un gran guerrero, una autentica guerrera has de hacer tuyo en don de la humildad. No pienses en nada no desees nada. Sólo debes permanecer inmóvil. El amor te busca, te está buscando en este mismo instante. Espera a que el amor te encentre.

   Eres el amor, única realidad eterna de todo hombre, de toda mujer. Por ello agradécete la oportunidad que te brindas, al despertar tu ser a través del don supremo del amor y envíalo al mundo, a los torturados, a los que padecen hambre, a los que están encerrados en prisión, en hospitales, a los enfermos de sida, marginados, exiliados, a todos los que viven circunstancias brutales. Envíales amor desde la caridad. El amor todo lo puede, todo lo sana.

   Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los Ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe. Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera plenitud de fe, como para trasladar montañas si no tengo caridad, nada soy. Aunque repartiera todos mis bienes y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha.

   La caridad es paciencia, es servicial, no es jactanciosa, es decorosa, no busca su interés, no toma en cuenta el mal, no se alegra de las injusticias. Se alegra con la verdad. Todo lo escusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

   La caridad no acaba nunca, desaparecerán las profecías, cesarán las lenguas, desaparecerá la ciencia porque parcial es nuestra ciencia y parcial nuestra profecía. Cuando venga lo perfecto, desaparecerá lo parcial.

   Cuando yo era niña, hablaba como una niña, pensaba a como niña, razonaba como niña. Al hacerme mujer dejé todas las cosas de niña. Ahora vemos en un espejo el enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora crezco de un modo parcial. Entonces conoceré como soy conocida.

Ahora subsiste la fe, la esperanza y la caridad, estas tres pero la mayor de todas ellas, es la caridad.

miércoles, 25 de julio de 2012

EL APRENDIZAJE DEL TIEMPO

APRENDERÁS QUE EL TIEMPO NO ES ALGO QUE PUEDA VOLVER HACIA ATRÁS Aprenderás que las circunstancias y el ambiente que nos rodea tienen influencia sobre nosotros, pero nosotros somos los únicos responsables de lo que hacemos... Aprenderás que héroes son las personas que hicieron lo que era necesario, enfrentando las consecuencias... Aprenderás que la paciencia requiere mucha práctica. Descubrirás que se lleva mucho tiempo para llegar a ser la persona que quieres ser, y que el tiempo es corto. Aprenderás que no importa a donde llegaste, sino a dónde te diriges. Aprenderás que si no controlas tus actos, ellos te controlaran y que ser flexible no significa ser débil o no tener personalidad, porque no importa cuan delicada y frágil sea una situación: siempre existen dos lados. Aprenderás que el tiempo no es algo que pueda volver hacia atrás, por lo tanto, debes cultivar tu propio jardín y decorar tu alma, en vez de esperar que alguien te traiga flores. William Shakespeare

jueves, 24 de mayo de 2012

lunes, 30 de abril de 2012

Amor y conocimiento Hay hábitos y actitudes que están tan arraigados en la personalidad que no basta el conocimiento para deshacerse de ellos. Éste es necesario y constituye el primer paso hacia la libertad personal, pero no es suficiente para efectuar cambios prácticos, por muy claro e inspirador que sea. Cuando no hay amor, sólo el conocimiento de lo que es correcto y erróneo nos motiva a seguir progresando. Gradualmente esto aprisiona al yo en una jaula de esfuerzo riguroso, de manera que en vez de abrirnos y liberarnos nos encerramos y quedamos atrapados. El amor de Dios nos permite aceptarnos como somos y aceptar de igual manera la necesidad de realizar cambios personales. Y lo aceptamos porque el amor divino siempre nos motiva a aspirar a lo más elevado en nosotros. El amor nos impulsa a alcanzar lo más elevado y a la vez nos libera de la presión del esfuerzo riguroso, pues podemos cometer errores y tener debilidades. Gracias al amor de Dios establecemos una relación amistosa con el tiempo. Éste ya no nos amenaza ni nos apresura sino que trabaja con nosotros, a nuestro favor. Nos damos cuenta de cuán valioso es, y por lo tanto no deseamos desperdiciarlo descuidando las oportunidades que se nos brindan para cambiar. El amor de Dios nos libera rápida y eficazmente, porque nos permite ver nuestro lado positivo y trabajar con él. Cuando vemos únicamente lo negativo sentimos temor, de modo que reprimimos nuestras debilidades ya que no queremos reconocerlas ni que otros nos consideren débiles. Si sólo contamos con la teoría del conocimiento espiritual y no trabajamos más que con el intelecto, nos faltará confianza, temeremos el fracaso e incluso tendremos arrogancia. Para cambiar con éxito requerimos tanto el conocimiento espiritual como el amor divino. Para progresar necesitamos de la cooperación divina, pero debemos aceptarla con responsabilidad sin intentar descargar todo en Dios. Tenemos que hacer nuestra parte. El amor genera confianza; al confiar en nosotros, podemos reconocer nuestro valor original a través de los ojos de Dios. Lo único que debemos hacer es acordarnos de Él. Todo lo que necesitamos es ser siempre conscientes de nuestro estado original divino y recordar al Eterno, al Uno, cuya guía amorosa hace que todo sea posible.
CORAZÓN Un hombre que piensa demasiado, avanza de tal manera que, poco a poco, deja de expresar lo que siente. No prestándole atención al sentir, empieza a alejarse de él. Hay millones de personas, la mayoría diría yo, en este estado sin saber qué significa el corazón. Creen que es sólo un mecanismo. Creen que es sólo una metáfora. Se concentran exclusivamente en la mente. La mente es un extremo, es necesaria; es un buen instrumento, pero debe usarse como un esclavo. No debe ser el amo. Una vez que la mente se convierta en el amo y dejes en segundo término al corazón, vivirás, morirás, pero no serás completo, porque no sabrás qué es el AMOR. Cuando estás escuchando música u observando una danza y no te acuerdes del intelecto, empiezas a participar. Cuando estás viendo una danza, tus pies comienzan a participar; cuando escuchas música, tus manos empiezan a participar, empiezas a volverte parte de ella. Este es un modo de escuchar desde el sentimiento; más profundo que el intelecto. Por eso es porque, siempre que eres capaz de escuchar con tu corazón y sentimientos, te sientes dichoso, te sientes transportado a algún lugar. No estás en este mundo. En realidad, estás en este mundo, pero sientes que no estás en este mundo. ¿Por qué? Porque no perteneces al mundo del intelecto. Se abre una dimensión distinta, empiezas a estar activamente en ella. El corazón del hombre es un instrumento musical. Contiene unos tesoros incontables, unas riquezas innumerables y contiene una música grandiosa. Dormida, pero está allí, esperando el momento apropiado para ser interpretada, expresada, cantada, danzada. Y es a través del AMOR que el momento llega. No hay nada que esté en los Cielos, que el Señor no hubiera grabado en el corazón. VIDA Entra en la vida con inmensa inocencia. Las actitudes son astutas; has decidido de antemano sin haber saboreado, sin haber experimentado, sin haber vivido. Has prejuzgado y has llegado a ciertas conclusiones, y obviamente, si estas conclusiones ya están en ti, a priori, la vida te las irá confirmando. No es que la vida las confirme, sino que toda tu mente tratará de encontrar los medios y las formas, los argumentos y los datos que las apoyen. Se pensaba en el pasado que nuestros sentidos eran puertas por las que la realidad entraba en lo más profundo de nuestro ser. Ahora, las últimas investigaciones demuestran otra cosa: nuestros sentidos no sólo son puertas, también son guardianes. Sólo permiten pasar el dos por ciento de la información, el noventa y ocho por ciento queda excluida. Cualquier cosa que vaya en contra de tu idea de la vida es excluida y sólo el dos por ciento logra filtrarse y entrar. DESEO ¿Queremos aquello que necesitamos o estamos llenos de pasiones inútiles? Seguramente a todos nos sobran deseos. Fácilmente confundimos ser feliz con tener y esta no es una proporción directa, es más, hasta puede resultar inversa. El coste del deseo es el sufrimiento, el de no tener aquello que queremos, el del esfuerzo por conseguirlo y una vez logrado, disfrutado, el encadenamiento a una rueda que comienza nuevamente en vueltas de nunca acabar. AMOR El AMOR es la única manera que tenemos de crear un puente hacia el mundo espiritual. Cuando amamos queremos ser mejores de lo que somos, y lo conseguimos. El AMOR no es un negocio - como para algunos grandes almacenes- así que deja de tratarlo como tal, si no, malograrás tu vida, el AMOR y todo lo que hay de hermoso en ello, porque todo lo que es bello no es en absoluto negociable. El negocio es la cosa más fea del mundo, un mal necesario. Pero la existencia no sabe acerca de negocios. Los árboles florecen, y no es un negocio; las estrellas brillan, y no es un negocio y no tienes que pagar por ello y nadie te exige nada. Un pájaro canta una canción y no te pide un certificado o algo así. Ha cantado su canción y luego, muy contento se va volando, sin dejar huellas. Así es como el AMOR crece. Da y no esperes a ver cuánto puedes conseguir. Pero da siempre, no sólo en fechas señaladas o en momentos puntuales. NUESTRO INTERIOR Muchos de nuestros problemas -tal vez la mayor parte- se deben a que nunca los hemos mirado cara a cara; nos encontramos con ellos, y sin mirarlos se les da la energía suficiente para que se hagan fuertes. Tenerles miedo les está dando energía, porque siempre estamos tratando de evitarlos. Hay gente que se pasa toda la vida huyendo de sus problemas, de sus traumas, fobias, etc... No es fácil, pero hay que afrontarlos, pero eso no se puede hacer sin una introspección profunda, porque todo está dentro de nosotros. Lo más fundamental es cómo vivir. Primero, tu vida es tu vida, no es la vida de nadie más. No permitas que nadie te domine, no dejes que otros te dicten lo que has de hacer. Eso es una traición a la vida. Si dejas que otros te digan lo que has de hacer, sean tus padres, tu esposo, la sociedad, tu sistema educativo, tus políticos, tus sacerdotes, sean los que sean, si te dejas dominar por los demás, te perderás tu vida. Porque el dominar proviene del exterior y la vida está en tu interior. Nunca se encuentran. No te estoy diciendo que tengas que ser alguien que siempre diga no a todo. Eso tampoco sirve. ALMA Respecto al viaje entre cielo e infierno, la religión es fatalista. El viaje debiera ser hecho en la dirección opuesta. El viaje debiera resultar ventajoso: de la pena a la alegría, de la oscuridad a la luz, de la mortalidad a la inmortalidad. Alcanzar lo inmortal desde lo mortal es el anhelo, la sed de nuestra alma más re-cóndita. La única búsqueda del alma consiste en ir desde la oscuridad hacia la luz. Lo único que desea la energía primaria es ir desde lo falso hacia lo verdadero.

miércoles, 18 de abril de 2012


Comunicar y conectar

La comunicación es un aspecto esencial en nuestras vidas. Cuando nos comunicamos, expresamos algo de lo que somos y eso es lo que le llega al otro. Cuando la comunicación fluye bien, surge un sentimiento de pertenencia y podemos identificar con facilidad el territorio común. Eso se aplica tanto si me estoy comunicando conmigo mismo, con otra persona o con una audiencia de 500, y también en mi relación con Dios.

La comunicación no es sólo verbal; detrás de lo que digo hay una variedad de actitudes, creencias, valores y sentimientos. Puede que deseemos comunicar un mensaje en particular pero a menudo nuestras palabras surgen llenas de “ruido emocional” – nuestros sentimientos, opiniones o intenciones personales, que de hecho distorsionan o anulan el mensaje.

Es importante que sea claro y honesto – tanto para mí mismo como para los demás – y me ciña a lo que es relevante y de ayuda para la otra persona. Mantener mi propia autoestima me ayudará a comunicarme de una manera positiva. A veces tengo que detenerme y decirme a mí mismo: “Espera un momento, mi valor no cambia debido al resultado de esta discusión”.

La calidad de mi comunicación refleja la calidad de mis relaciones. La comunicación espiritual tiene que ver con expresar mis propias cualidades y positividad, hay un flujo positivo de energía entre nosotros y cada uno se siente valorado y amado.

Expectativas

Las expectativas nacen del apego e identificación a una creencia o imagen mental de cómo tienen que ser las cosas. Si exploramos un poco por debajo de la superficie, veremos que generalmente hay un deseo de controlar, de tener control sobre la situación, persona o personas objeto de nuestras expectativas.

Se dice que tener expectativas es hacer una invitación abierta a la irritación. Para identificar y reconocer nuestras expectativas, un método sencillo es auto-observarnos y detectar aquellos momentos en los que se genera intranquilidad o irritabilidad en nuestra mente.

Con una actitud neutral y honesta, en esos momentos en los que detectamos una reacción interna ante algo que está sucediendo, nos podemos preguntar: “¿A qué resultado estoy apegado? ¿Qué es lo que no encaja con mis expectativas?”.

En el momento en que nos damos cuenta y alcanzamos un nivel de comprensión de lo que nos sucede, gran parte del problema ya ha desaparecido. Cuando reconocemos que tenemos expectativas y que éstas nos impiden mantener tranquilidad y estabilidad en nuestra mente, el siguiente paso es aprender a distanciarnos y desapegarnos internamente de las mismas.

Puede ser en relación al comportamiento de una persona, tenemos la expectativa de que nos trate de cierta manera, o de que no nos critique o de que sea amable, y nada de eso sucede. O bien podemos tener la expectativa de que las cosas sucedan de una forma determinada, de acuerdo a nuestros deseos, y nuevamente nada de lo que esperamos sucede. En cualquiera de estos casos, el indicador de que tenemos apego y expectativas es el nivel de estrés e irritación que se genera en nuestra mente.

Liberarse de expectativas es esencial para disfrutar de la vida desde una mente tranquila y abierta. Un principio que nos ayuda a crear la actitud mental necesaria y desapegada para descartar las expectativas es el de que, en realidad, no podemos controlar nada externo a nosotros, pero lo que sí podemos controlar y manejar plenamente es la actitud interna desde la que respondemos a las situaciones de la vida.


Un corazón abierto


El corazón es como una flor. A no ser que se abra no puede liberar su fragancia hacia el mundo. La fragancia del corazón está constituida por las cualidades y virtudes del espíritu.
La mayoría de nosotros hemos aprendido a cómo mantener nuestro corazón cerrado en un mundo que sentimos que nos lo puede pisotear si no lo protegemos.
Hoy en día, tener un corazón abierto parece requerir una enorme valentía. Sin embargo, esa valentía aparece en nosotros cuando nos damos cuenta de que nadie puede herirnos, no importa lo que digan o hagan.

Pueden herir nuestro cuerpo, pero si hemos comprendido y experimentado que somos un ser espiritual, un alma, entonces nada del exterior puede tocarnos, si así lo decidimos.

Poco a poco, practica abrir el corazón a aquellos que crees que te han herido. Date cuenta de que no fueron ellos quienes te hirieron, fuiste tu mismo. Y eso te enseñó a no confiar y cerraste tu corazón.

Un corazón cerrado está en la necesidad de abrirse. Y cuando lo hagas, habrás empezado el proceso de curación.

Finalmente, para sanar en profundidad las heridas e impresiones que todavía almacenas en el corazón, sumérgete en la meditación en el amor puro e incondicional de la fuente suprema. El amor de Dios está lleno de poder espiritual que limpia y libera el corazón de todo el dolor y el pesar acumulado en el pasado.

Y así tu corazón se vuelve limpio y fuerte. Puedes volver a abrirlo y esparcir su fragancia sin temor.


Instrumentos de Paz

La llamada de este tiempo es una llamada por la paz. No únicamente paz, no sólo de que finalicen los conflictos, sino una llamada para conseguir un profundo estado de calma y tranquilidad, que todas las almas recuerdan como su estado original.

Si queremos conseguir esa paz, primero debemos enseñarnos a nosotros mismos a serenarnos y entonces nos podemos volver pacíficos. Hacerse pacífico significa tomar las riendas de una mente fuera de control y detener los pensamientos dispersos. Una vez que tenemos la atención de la mente, podemos comenzar a persuadirla de que nos lleve al silencio, a un silencio verdadero. No un lugar sin sonido, sino al lugar en el que experimentamos una sensación profunda de paz y una penetrante conciencia de gran bienestar.

No es una mente vacía la que genera este estado de paz. Para entrar en este estado de profundo silencio, debemos entrenar el intelecto en crear pensamientos puros y buenos. Debemos entrenarlo para que se concentre. Nuestros pensamientos de desperdicio nos agobian. Nuestros hábitos de crear demasiados pensamientos y demasiadas palabras agotan el intelecto. Nos tenemos que preguntar: “¿Cómo puedo cultivar el hábito del pensamiento puro?”

¿Quién ansía entrar en el silencio? Soy yo, el ser interior, el alma. A medida que me desapego de mi cuerpo y de las cosas corporales, y me desconecto de las distracciones mundanas, puedo enfocarme hacia dentro, hacia el ser interior. Al igual que un lago perfectamente calmado, cuando todos los susurros del viento se han detenido, el ser interior empieza a brillar, reflejando con serenidad las calidades intrínsecas del alma. Los sentimientos de paz y de bienestar se expanden a través de mi mente y, junto a ellos, los pensamientos de benevolencia.

Me desprendo de todos los pensamientos de descontento y vuelvo a recordar mi condición más intrínseca y genuina del ser. Recuerdo esta calma interna. Aunque no he estado aquí recientemente, lo recuerdo como mi conciencia más fundamental, y un sentimiento de felicidad y de satisfacción emerge en mi interior. En esta condición experimento que cada alma es mi amiga. También soy mi propio amigo. Permanezco en una calma profunda. Estoy en silencio y completamente en paz.

Este profundo pozo de paz es el estado original del alma. Cuando estoy en este estado, siento un flujo de amor hacia la humanidad y experimento un estado más elevado que lo que normalmente llamaría felicidad, es una condición de dicha. Es cuando consigo este estado que puede ocurrir algo verdaderamente milagroso. Cuando estoy en este estado de completo descanso y conciencia del alma, me vuelvo consciente de que otra energía comienza a fluir hacia mí. Siento fortaleza y un poder tan expansivo, que en este momento sé no hay ninguna cosa que no pueda hacer, ningún lugar que no pueda alcanzar.

Cuando esto sucede, experimento la conexión con la energía divina y el flujo del poder de Dios hacia mi ser interior. Si me mantengo enfocado hacia dentro, conectado con esta corriente de poder divino, incluso la manera en que utilice mis sentidos físicos será distinta. Cuando mire el mundo, lo veré a través de mi naturaleza original de benevolencia y experimentaré compasión hacia el mundo.

Es en esta experiencia que reconozco lo que es poder del silencio. Es este poder lo que me transforma internamente, haciendo el alma pura y poderosa. Cuando el alma y Dios están conectados, hay un poder que me alcanza y después, de forma invisible, alcanza a los demás llevando a cabo la transformación en ellos, en la naturaleza, y en el mundo.

El secreto de este poder de silencio es que no tengo que hacer el trabajo de la transformación. El poder divino automáticamente transforma. He de hacer el trabajo interior. He de entrar profundamente en esa experiencia del estado original del ser, y he de entrar en el silencio, de forma que Dios pueda hacer su trabajo a través de mi, su instrumento

lunes, 16 de abril de 2012

LIBERACION DE LAS PREOCUPACIONES


Liberarse de las preocupaciones
y olvidar el pasado

Saber perdonar y olvidar es una muestra de amor. Muchos viven esclavizados por el pasado. La situación ya pasó, dejó de existir, pero sigue viva en sus mentes.
Abre tu corazón, sé generoso, libérate de ese pesar, perdona y olvida.
Esto te permitirá vivir cada momento presente en paz.

Para mantenerte contento en cada situación, recuerda aquello que te ha entusiasmado, aquello por lo que ha valido la pena vivir. Olvida lo viejo, lo que no tiene valor, lo que te ha robado la ilusión. Creces y avanzas en la vida, gracias a lo que te motiva y te ilusiona. Te deprimes recordando tus errores y debilidades.

Las preocupaciones son una ilusión. Te hacen vivir en el futuro creyendo que estás ocupado, cuando en realidad te alejan del presente. Las preocupaciones son una excusa para dejar de hacer lo que de verdad tienes que hacer.

La persona reactiva, da la sensación de estar muy ocupada, manifiesta su preocupación a los demás, pero lo cierto es que con todas sus preocupaciones no consigue resolver ninguno de sus problemas.

La persona proactiva enfoca toda su atención en el presente, actúa con iniciativa.
Sabe que permaneciendo tranquila y libre de preocupaciones es mucho más efectiva.

Tus acciones son el espejo de tus pensamientos. Puedes esconder tus pensamientos, pero no puedes esconder tus acciones. Ten pensamientos elevados y tus acciones se harán elevadas.

La fe firme en tus objetivos y la confianza en ti mismo determina tu destino.
Asegúrate de no olvidar tus objetivos, no permitas que aparezcan las dudas, y en lugar de ver problemas, tan solo verás posibilidades.

Autocontrol no es reprimir mis emociones, o soportar la presión de las circunstancias.
Autocontrol es comprender que eres el creador de tus propios pensamientos y sentimientos, que puedes ser creativo y encontrar nuevas respuestas. Esto te ayuda a mantener la calma y serenidad.

Buscas aquello que sabes que existe, porque ya lo has experimentado en el pasado.
Toda tu búsqueda termina cuando te encuentras a ti mismo. No necesitas ir a ningún lugar, ni buscar fuera de ti, sino volver a ser, lo que ya fuiste. Tu vida se llena de paz cuando descubres que tan sólo tienes que ser tú mismo. Ser lo que siempre has sido: un ser de paz.

NO PODEMOS DECIR QUE NINGÚN SER CAREZCA TOTALMENTE DE AMOR

Simplemente lo que observamos en cada uno de nosotros son diferentes grados más o menos desarrollados de ese potencial mayor que existe en todos. Sin embargo en mayor o menor grado todos tenemos el entendimiento de ese potencial de amor.

Hay siempre reconocimiento de algún grado de amor, pero cuanto mayor son los velos que cubren nuestro entendimiento mayor es nuestra ilusión de separación de los otros.
Entonces nos encontramos con “yo quiero ser feliz”, “qué bueno que a mí no me toco esa desgracia” “que terrible que es mi vida” y entramos en el juego de las preferencias. Y digo: prefiero mi felicidad, prefiero mi liberación y prefiero mi bienestar. Y el otro, bueno el otro de esta forma está muy separado de “mi” y cada vez más separado sirve como soporte de mi agresividad y por eso muy difícilmente pueda expresarle libre y espontaneamente el amor y la compasión.

Tomar conciencia de los sufrimientos y dificultades de los demás es una actitud interior muy benéfica que permitirá el nacimiento del amor en nuestro ser.

Elije comprender el sufrimiento y dificultades de un ser, por siete días practica tener pensamientos, palabras y actos positivos hacia ese ser. Iniciemos nuestra huerta con esta semilla para que nazca en nosotros el amor y la compasión hacia todos los seres.

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